Comercio Exterior en el Caribe

Comercio Exterior en el Caribe

Comercio Exterior de China en el Caribe

China se ha convertido rápidamente en el segundo socio comercial más importante de Cuba, sólo por detrás de Venezuela y superando rápidamente a los primeros socios comerciales de Cuba después de la Unión Soviética, el Canadá y España. En 2010 China vendió a Cuba bienes por valor de poco más de 1.000 millones de dólares, una amplia variedad de vehículos, maquinaria, bienes de consumo e insumos industriales; para 2014, el creciente apetito de Cuba por los productos chinos -financiado por créditos y garantías del gobierno chino- consumió 1.300 millones de dólares en bienes. Los autobuses chinos Yutong de colores brillantes son visibles en toda la isla (a pesar de los problemas de mantenimiento). A cambio, China importó poco menos de $800 millones en bienes cubanos en 2011, principalmente níquel y azúcar, aunque a medida que los precios de los productos básicos cayeron, las importaciones chinas de bienes cubanos disminuyeron a $302 millones en 2014. Según fuentes chinas, estas compras de azúcar se deben menos a criterios de eficiencia económica que al interés mutuo chino-cubano por reducir el desequilibrio comercial bilateral. El desequilibrio comercial ha dado lugar a una acumulación de la deuda cubana; a principios de 2015 China aceptó condiciones de reembolso más indulgentes, una necesidad que no infundió confianza en Beijing en las proezas económicas de su socio comercial en el Caribe.

Las empresas chinas han hecho varias inversiones modestas de empresas conjuntas (JV) en Cuba. Taiji Farms cultiva arroz para consumo interno. Otras empresas conjuntas producen zapatos, bicicletas y electrodomésticos. Las banderas rojas de China ondean sobre la empresa conjunta de la Compañía Nacional de Petróleo de China y Cuba en los yacimientos petrolíferos de la costa norte-central. Las relaciones chino-cubanas reciben un grado de simetría por las inversiones de las empresas estatales cubanas en China, específicamente en hoteles, turismo, producción farmacéutica (medicamentos contra el cáncer e interferón) y hospitales oftálmicos. Los intercambios educativos bilaterales permiten a los estudiantes chinos estudiar español en Cuba y a algunos cubanos aprender mandarín en China.

Según la embajada china en La Habana, con el tiempo China ha emprendido 70 proyectos de asistencia para el desarrollo (aparte de las empresas mixtas) en Cuba, financiados mediante una combinación de donaciones y créditos a bajo interés. Entre ellos se han incluido dos proyectos hidroeléctricos, irrigación agrícola, una granja de patos, equipo para el banco de sangre, construcción de viviendas y donaciones de medicamentos y libros escolares.

Para Cuba, la creciente presencia china tiene evidentes ventajas económicas y geopolíticas. Y China encaja perfectamente en la estrategia de mercado emergente de Cuba. Más sutilmente, China puede haber ayudado a equilibrar la influencia venezolana durante el apogeo de Chávez y parece ofrecer una asociación más duradera. Mirando hacia el futuro, a medida que Cuba se reincorpora a los Estados Unidos, China seguirá contribuyendo a la estrategia de Cuba para diversificar sus relaciones económicas y diplomáticas.
Las relaciones chino-cubanas no están exentas de tensiones. China está frustrada por el lento ritmo con el que Cuba está desmantelando su centralización económica de la era soviética. Un ex embajador de América Latina me contó cómo su homólogo chino «solía arrancarle el pelo» al lento ritmo de la reforma económica cubana. Los chinos se han molestado cuando Cuba, más de una vez, ha suspendido las transferencias de divisas sobre créditos e inversiones. Según informes de prensa, la deuda externa de Cuba con China había alcanzado los 4.000 millones de dólares en 2010 (Frank 2010). Varios proyectos conjuntos han tenido serios problemas, y otros conceptos de inversión conjunta no se han materializado del todo: La extracción de níquel en Camarioca no se realizó; la tan cacareada expansión de la refinería de Cienfuegos, junto con un complejo petroquímico asociado y un oleoducto a través de la isla, se paralizó; y la construcción de un bien anunciado hotel de lujo en la Marina Hemingway de La Habana se ha pospuesto repetidamente.

Para que la asociación chino-cubana florezca plenamente, la reforma económica cubana tendrá que proceder a buen ritmo. La principal limitación que frena el intercambio chino-cubano es la política económica interna de Cuba. Ninguno de los dos socios ha quedado plenamente satisfecho con los resultados: los cubanos esperaban más inversiones y más crédito, mientras que los chinos esperaban un proceso de reforma más rápido y un socio comercial más fiable.
No obstante, un alto diplomático chino me expresó su confianza en el proceso de reforma cubano, considerándolo irreversible e implicando un claro cambio cultural que incluía la aceptación de la propiedad privada, los criterios de eficiencia y el aumento de la desigualdad, como ha ocurrido en China. La ley de inversiones de 2014 y la apertura de la Zona Especial de Desarrollo del Mariel (ZED) habían impulsado a las empresas chinas a considerar nuevas inversiones, aun cuando estaban examinando cuidadosamente las estructuras de costos y los riesgos «invisibles». Pero era probable que el proceso de reforma fuera gradual, y el diplomático aconsejó paciencia y respeto por el orgullo nacional cubano.

Frustrada por los lentos progresos en la penetración de la agricultura, la industria y la energía cubanas, para 2015 China estaba volviendo a centrar su atención en el turismo. En diciembre de 2015, Air China inició tres vuelos semanales directos entre Beijing y La Habana (con una breve escala en Montreal). Según fuentes chinas, el número de visitantes chinos se está disparando, pasando de 8.000 en 2014 a 30.000 en 2015, y en un plazo de 10 años podría llegar a 500.000, incluidos los pasajeros de cruceros. Para satisfacer sus gustos, una empresa china abrirá un restaurante chino de alta gama en La Habana, y Beijing Enterprises está negociando una empresa conjunta para construir un gran complejo turístico con un campo de golf de 18 hoyos. También se han reavivado las discusiones sobre el hotel Marina Hemingway.

Además, las empresas chinas de ingeniería y construcción se dedicaron a modernizar las instalaciones portuarias en la zona oriental de Santiago, y según se informa estaban participando en conversaciones exploratorias sobre el megaproyecto de convertir el puerto de La Habana en un destino turístico. También de interés, en 2015 el gigante chino de las telecomunicaciones Huawei cerró un acuerdo con ETECSA, el proveedor estatal de telecomunicaciones de Cuba, para vender sus teléfonos inteligentes en la isla.

Revisor de los hechos: LI, 2017


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