<\/span><\/h1>\nLos pr\u00e9stamos soberanos tienen una larga tradici\u00f3n que se remonta al menos a la Edad Media, cuando los reyes ped\u00edan prestado para financiar las guerras y el comercio. M\u00e1s recientemente, nuevos Estados emergentes han tratado de financiar el desarrollo. Los casos cl\u00e1sicos son las nuevas rep\u00fablicas latinoamericanas, que pidieron prestado unos 20 millones de libras en Londres entre 1822 y 1825. En 1829, casi 19 millones de libras de estos bonos estaban en mora. La crisis de la deuda latina que surgi\u00f3 en los a\u00f1os de entreguerras gener\u00f3 el inter\u00e9s de los Estados Unidos en una c\u00e1mara de compensaci\u00f3n de cr\u00e9ditos, para examinar la solvencia de estos pa\u00edses y proteger los intereses de las naciones acreedoras. Despu\u00e9s de la Segunda Guerra Mundial, se vendieron 14.000 millones de d\u00f3lares en bonos soberanos extranjeros en Nueva York entre 1945 y 1963. Entonces empezaron a surgir problemas de d\u00e9ficit en los pa\u00edses industrializados avanzados, y algunos de los pa\u00edses en desarrollo de Am\u00e9rica Latina empezaron a convertir sus pr\u00e9stamos bancarios a tasa flotante en bonos Brady que redujeron sus costos de reembolso. <\/p>\n
Contrariamente a la opini\u00f3n com\u00fan, la calificaci\u00f3n soberana no es simplemente un juicio sobre las finanzas de los gobiernos nacionales. En cambio, comprende la capacidad y la voluntad de las autoridades (como el banco central) de poner a disposici\u00f3n divisas para el servicio de la deuda de todos los emisores, p\u00fablicos y privados, incluido el gobierno nacional. Este tipo de deuda antes no se pod\u00eda vender fuera del pa\u00eds, pero la globalizaci\u00f3n financiera y la demanda de rendimiento por parte de los administradores de pensiones hacen ahora que la deuda en moneda local sea una compra internacional m\u00e1s factible. Las crisis financieras peri\u00f3dicas reducen esta tendencia, creando \u00abvuelos de calidad\u00bb a las monedas de los pa\u00edses ricos, especialmente al d\u00f3lar estadounidense. <\/p>\n
La crisis financiera asi\u00e1tica de 1997-1998 es el ejemplo reciente m\u00e1s dram\u00e1tico. Lo que es distintivo de la calificaci\u00f3n soberana contempor\u00e1nea es que ya no es s\u00f3lo un \u00e1mbito de pa\u00edses AAA, como lo era antes. El asesoramiento convencional hab\u00eda sido que los pa\u00edses de menores ingresos se aproximaran a la calificaci\u00f3n soberana con precauci\u00f3n, para evitar los problemas asociados con las degradaciones. Sin embargo, en la d\u00e9cada de 1990, \u00ablos pa\u00edses se encuentran bajo una creciente presi\u00f3n para ser calificados\u00bb. Entre otras cosas, \u00abLos inversionistas que miran m\u00e1s de cerca a poner su dinero en rincones apartados del mundo quieren la comodidad de una evaluaci\u00f3n de una agencia de calificaci\u00f3n\u00bb. <\/p>\n
El negocio puede ser lucrativo para las agencias estadounidenses, de las que se rumorea que cobran hasta el 2 por ciento del valor nominal de la emisi\u00f3n de deuda soberana en concepto de honorarios. La calificaci\u00f3n soberana es una de las \u00e1reas m\u00e1s subjetivas de la calificaci\u00f3n crediticia. Al igual que la calificaci\u00f3n municipal, incorpora factores opacos, de calidad de vida y lo que parecen ser muchas variables abiertamente pol\u00edticas. Como se ha se\u00f1alado anteriormente, existe una inclinaci\u00f3n a los arreglos institucionales de forma neoliberal. Moody’s reconoce que los an\u00e1lisis de la calificaci\u00f3n soberana son impugnados y que gran parte de lo que se considera tiene que ver con el an\u00e1lisis del poder y no con una din\u00e1mica financiera m\u00e1s evidente. De este enfoque en el poder se desprenden varias variables pol\u00edticas: el grado y la naturaleza de la intrusi\u00f3n pol\u00edtica en el cultivo de la riqueza, la profundidad y la experiencia de los bur\u00f3cratas del gobierno, la intrusi\u00f3n pol\u00edtica en la gesti\u00f3n econ\u00f3mica, los v\u00ednculos pol\u00edticos con socios extranjeros, el comportamiento pasado bajo presi\u00f3n y la legitimidad del r\u00e9gimen. Estos \u00abfundamentos pol\u00edticos relacionados con el cr\u00e9dito\u00bb reflejan el marco mental de la ortodoxia de la calificaci\u00f3n. La primera din\u00e1mica supone que la pol\u00edtica y la creaci\u00f3n de riqueza son intr\u00ednsecamente distintas, en lugar de ser una caracter\u00edstica de separaci\u00f3n de los acuerdos de los Estados Unidos. <\/p>\n
La cuesti\u00f3n de la intrusi\u00f3n pol\u00edtica en la gesti\u00f3n econ\u00f3mica, por supuesto, es donde el nuevo modelo de gobierno se encierra en el proceso de calificaci\u00f3n. Los v\u00ednculos pol\u00edticos con socios extranjeros es la categor\u00eda anal\u00edtica en la que Moody’s eval\u00faa el grado de integraci\u00f3n con la globalizaci\u00f3n financiera. Las calificaciones soberanas se volvieron controvertidas despu\u00e9s de las crisis econ\u00f3mica y financiera de Asia de 1997-1998. Al igual que la controversia en la calificaci\u00f3n municipal sobre la \u00abcalidad de vida\u00bb, se consider\u00f3 que las calificaciones soberanas estaban menos respaldadas por el tipo de datos cuantificados y reproducibles que \u00abse supon\u00eda\u00bb que respaldaban las calificaciones. Por lo tanto, el alcance del juicio iba mucho m\u00e1s all\u00e1 de los datos para, por ejemplo, las calificaciones de las empresas. Las investigaciones recientes han a\u00f1adido una importancia adicional a esta cuesti\u00f3n. Las calificaciones soberanas a\u00f1aden nueva informaci\u00f3n a los mercados, y el efecto de las rebajas de categor\u00eda en los soberanos de grado especulativo (t\u00edpicamente, los pa\u00edses en desarrollo) son m\u00e1s severos de lo esperado.<\/p>\n
Revisor de hechos: LI<\/p>\n